Por medio de una técnica propia del estudio de las ciencias sociales, la política
criminal es un mecanismo que distribuye el poder de criminalización, al usar las
leyes, la policía y el proceso para dar solución a los conflictos sociales. Pero
esta política parte de la igualdad en teoría, porque en la práctica lo que existe
es una discriminación, que se manifiesta en una desigual distribución de la
criminalización, entonces en principio debe propender por redistribuir el poder
de criminalización, abarcando todo el sistema criminal. Luego, como asevera
Bustos Ramírez, “ aunque parezca paradojal no es extraño que, por una parte,
se descriminalicen comportamientos (delitos de bagatela, hechos que no
afectan a un bien jurídico, etc.), más al mismo tiempo se criminalice otros (así
hechos contra el medio ambiente, contra la calidad del consumo, etc.) De ahí
también que no puede sorprender que a los jóvenes se les excluya del sistema
penal de los mayores, pero al mismo tiempo se configure un derecho penal
juvenil.
¡Buen argumento!
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